UNA PORTADA PLATERESCA RECUPERADA EN EL PATIO DE LA CASA Nº 6 DE LA CALLE SANTA MARÍA DE CÁDIZ.
Carlos Núñez Guerrero
Introducción.
La casa nº 6 de la calle Santa María forma parte del Centro Histórico de Cádiz, catalogado Bien de Interés Cultural en 1978. El nombre de la calle viene de época medieval y se debe a una ermita que se construye en el camino del istmo que une Cádiz y la Isla de León. La ermita fue cedida en 1527 a la orden concepcionista para la fundación de la congregación de clausura femenina que aún hoy la administra, la Concepción de Santa María o Santa María del Arrabal, como es popularmente conocida. Fuera como ermita o ya como conventual, el edificio eclesiástico articula y da nombre al barrio. El urbanismo de este barrio evolucionó de forma muy compleja entre los siglos XVI y XIX, conservando hoy notables testimonios de una convulsa evolución. Como vestigio de su génesis y desarrollo se añade ahora el descubrimiento y recuperación de este singular elemento arquitectónico.
El barrio de Santa María en el siglo XVI
Como no podía ser de otra manera, el desarrollo urbano del barrio de Santa María está vinculado al istmo que une la ciudad con la Isla de León.Está arqueológicamente constatado que el llamado Arco de los Blanco era el único acceso por tierra[1] al interior fortificado de la villa medieval, la calle Santa María sería por tanto la única vía de acceso a la ciudad por tierra. A fines del siglo XV y comienzos del XVI el caserío del barrio delPópulo, intramuros, estaría ya planteado en sus líneas generales y empezaría a configurarseextramuros. Es en el istmo y colindante a la primitiva puerta de tierra donde comienza a concentrarse una mayor actividad extramuros, estando entre las primerasedificaciones conocidas la antigua ermita de Santa María.
A partir de aquí, para una mejor contextualización de este elemento arquitectónico de trazas indudablemente renacentistas, pendientes de una lectura histórica y arqueológica del mismo, cabría analizar su descubrimiento partiendo de la cartografía, dibujos y grabados históricos suficientemente conocidos, abordándolos con metodología científica y en paralelo con el reconocimiento de las recientes investigaciones arqueológicas realizadas en el entorno de la finca.
Como adelanto, trataremos varios aspectos ya conocidos del desarrollo de Cádiz a lo largo del siglo XVI y en concreto el de este arrabal histórico. En una vista anónima de la ciudad, dibujo fechado en 1513 y que se conserva en el Archivo General de Simancas, se pueden distinguir con claridad tres agrupamientos urbanos; en el centro la parte medieval amurallada es la ciudad vieja, flanqueada por dos arrabales, uno a su derecha, hacia occidente, y otro a su izquierda. El de la izquierda u oriental es vecino de una destacada fortaleza y se organiza el caserío alrededor de un edificio de carácter eclesiástico y que no puede ser otra que la ermita de Santa María, mientras que en la fortificación podemos reconocer las defensas mandadas construir por Alfonso X, el Castillo de la Villa, si bien éstas están deliberadamente exageradas, podría ser que debido al interés militar de la ilustración.


Vista de Cádiz, 1513. Archivo General de Simancas.
[1]FRESNADILLO GARCÍA, R., TABALES RODRÍGUEZ, M.A., MAYA TORCELL, R., JURADO FRESNADILLO, G. y PAJUELO SÁEZ J.M: “Cádiz en la Edad Media”. RAMPAS (Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social) nº 10, 2008, 413-444. Universidad de Cádiz.
En 1567, el holandés Anton van den Wyngaerde, enviado por el rey Felipe II para que dibuje las principales ciudades españolas, retrata la ciudad de Cádiz. Visualizada desde el mismo frente que el anónimo de 1513, nos presenta una imagen muy completa de la ciudad en general y del arrabal de Santa María en particular.


Anton van den Wyngaerde, Vista de Cádiz, 1567. Biblioteca Nacional de Viena.
También podemos apreciar que el caserío no alcanza a las defensas de tierra, donde estaba la Puerta de Tierra medieval, quedando un espacio diáfano que asegura su eficiencia poliorcética. Sería en el posterior desarrollo urbano, al demostrarse el sistema defensivo obsoleto, cuando se edificó la totalidad de espacio urbano y se aprovecharon los viejos muros en nuevas edificaciones, cambiando completamente la fisonomía de la zona.


“Documentos relativos a la toma y saco de Cádiz por los ingleses” en Colección de documentos Inéditos de la Historia de España, pp. 205-435, de la Real Academia de la Historia. Pág. 401.
La ciudad de Cádiz quedó devastada, además de las iglesias y hospitales se quemaron 290 casas de un total de 1303. El convento de Santa María de la Concepción quedó en tal estado de destrucción que requirió de nuevas trazas. Ante esta exposición al enemigo, en el futuro, la nueva burguesía que floreció a merced del comercio y del mercadeo naval prefirió residir en otros barrios mejor resguardados, malográndose así el desarrollo mercantil que debió tener en su origen el de Santa María, que mantendría en el futuro un marcado carácter popular, si bien quedó protegido tras las nuevas defensas del istmo.
Por sus características, la edificación en la que se emplaza la portada fue levantada en el siglo XVIII, preservándose allí oculta y descontextualizada. Algunos detalles constructivos evidencian que a finales del siglo XIX, paralelamente a su entorno urbano, la arquitectura del inmueble experimentó una transformación importante debido a los cambios en la vida cotidiana y a los usos, pasando de ser una residencia unifamiliar a casa de vecinos, lo que propició el cegamiento de huecos, nuevas compartimentaciones mediante tabiques y la incorporación de nuevos materiales, con la consecuente variación de su concepción espacial y su estructura en planta.
[1]BUSTOS RODRÍGUEZ, M.: “La topografía urbana del Cádiz moderno y su evolución”. RAMPAS, 10, 2008.Pág. 419.
Descripción del inmueble
En líneas generales podemos decir que el inmueble es una edificación que responde a la tipología de casa palacio tradicional de Cádiz, dotada de un patio principal y único, centralizado y con galería abierta en la principal de sus crujías. La fachada tiene un doble eje compositivos, casapuerta lateral y plantas altas diferenciales, estimándose su construcción en 1720.
La casa presenta las características propias de la vivienda habitada por la clase acomodada gaditana, cuya tipología repite los modelos surgidos a partir del siglo XVII, con la recuperación económica de la ciudad, y que hoy se constituye como la definición por antonomasia de la arquitectura residencial de Cádiz.
Su esquema compositivo revela las necesidades domésticas propias de la época, acogiéndose al prototipo mediterráneo de tradición clásica. La casa tiene varias plantas articuladas en torno a tres cuerpos con aljibe en el subsuelo para la recogida de aguas, como revela el brocal de pozo. La primera planta vinculada a necesidades comerciales, de almacenamiento y servicio, mientras que la segunda es considerada la parte principal, donde se ubicaba la vivienda familiar. La última y superior estaba reservada a residencia y labores del servicio doméstico.
Articulan todo el conjunto edificado los elementos comunes en la arquitectura doméstica histórica de Cádiz: la casapuerta con acceso inmediato al patio, la escalera de tres tramos ubicada en uno de los frentes, las arcadas de medio punto sobre columnas compuestas, el brocal de pozo, el aljibe y otros elementos definitorios de su tipología.
Descripción estilística y materialidad de la portada plateresca
El arco recuperado es una obra renacentista que hemos fechado, por sus carácterísticas técnicas y estilísticas, en torno a 1550 y que perteneció a una edificación anterior. De la construcción para la que se labró no conocemos nada. Al no requerirse una investigación arqueológica específica, tampoco se ha podido ducumentar su posible relación con otras partes construídas emergentes o subyacientes, por lo que, en el contexto historiográfico actual, desconocemos las circunstancias que condicionaron su construcción.
Podemos definir la obra como una portada de doble arco de medio punto en derrame interno. El arco superior se desarrolla sobre sendas pilastras adosadas. Las jambas se asientan sobre un plinto corrido y se decoran en su totalidad con motivos propios del grutesco, con balaustres y candelieri, decoración que se prolongaba sobre los arcos, conservándose amorcillos, tondos o medallones con perfiles clásicos y clave con rosetón en el intradós del arco preservado. El conjunto es una obra menor, claramente inspirada en otras de mejor factura del denominado Primer Renacimiento o plateresco, con importantes referentes en la principales poblaciones vecinas y baste recordar las Casas Capitulares de Sevilla y Jerez de la Frontera, la iglesia de Santa María Coronada en Medina Sidonia y numerosos ejemplos en la arquitectura de Arcos de la Frontera y Sanlucar de Barrameda entre otros. Pero en Cádiz, éste es un caso excepcional al no haberse conservado arquitectura civil de estilo plateresco, una carencia que tradicionalmente se atribuye a la magnitud de la destrucción ocasionada por las huestes del conde de Essex en 1596.
Para el inmueble ahora rehabilitado, la portada se aprovechaba por su solidez, en parte como muro y parcialmente su luz. En su restauración se adviritió su paulatina adapatación a las circunstancias edificatorias de la finca, si bien ha mantenido siempre la función de hueco de paso incluso cuando su exstencia era completamente desconocida. Estas adaptaciones supusieron primero la mutilación parcial de la obra original y finalmente su ocultación.
Los materiales constitutivos son sillares labrados de piedra calcarenita, unidos por argamasa de cal. Mineralógicamente, el tipo de roca empleado se corresponde con el extraído de la Sierra de San Cristóbal, entre los términos de Jerez de la Frontera y el Puerto de Santa María, una formación del plioceno superior constituida por calcarenitas, que son areniscas fosilífera de grano medio-grueso con cemento calcáreo que presentan distintos tipos de cohesión. Estas diferencias de cohesión determinaron en gran medida las actuaciones realizadas.